
Divisados a menudo cerca de las costas, los peregrinos son un objetivo frecuente de los eco-turistas, pues son vistos comúnmente en la superficie y además son muy tolerantes con la presencia de humanos, por lo que éstos van al encuentro de aquéllos en un corto viaje en bote. Al igual que varias especies de tiburones, los peregrinos, especialmente por los factores anteriormente citados, han sido objeto de una intensa caza por parte de pescadores. Su enorme tamaño los convirtió en el pasado en animales altamente rentables para los barcos de pesca comercial; tan sólo uno de ellos puede generar hasta una tonelada de carne y 400 litros de aceite, y su hígado, rico en vitaminas, puede representar hasta el 25% del peso total del animal.
Por su gran persecución y explotación en el pasado, los tiburones peregrinos están ahora protegidos por ley en la mayoría de los países.
El peregrino es un tiburón pelágico que suele visitar con frecuencia zonas costeras, pudiendo ser hallado a lo largo de todo el Mundo, desde las áreas polares hasta océanos tropicales, principalmente en las superficies de las plataformas continentales, si bien prefiere aguas frías, habitualmente entre los 8 y los 14º C.
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